7 de agosto de 2016

LA LECCION DEL LORO FÁCU


Estamos tan tristemente acostumbrados a vivir rutinariamente el intenso ritmo que nos va marcando esta exigente sociedad, que en la mayoría de las ocasiones, nos pasan desapercibidos pequeños detalles, que hacen que nos olvidemos de las cosas verdaderamente importantes. Esas pequeñas cosas que forman parte de nuestro día a día, de nuestra  convivencia y en definitiva de lo que irá escribiendo nuestro futuro. Y es solamente cuando te detienes, al visualizar algo que realmente llama tu atención, cuando logras romper esa rutina, ese bucle que muchas veces inconscientemente nos hemos autoimpuesto cuando consigues, ver y entender esas pequeñas cosas que de otra forma no verías. Y  es mientras camino temprano entre un fuerte olor a mar y una brisa fresca por donde unas horas antes estaban muchos de los vecinos y turistas disfrutando de un ambiente festivo en el que se mezclaba el contraste de las guitarras, las risas de la gente y el alegre bullicio de la cola para cambiar los fácus necesarios para poder refrigerar un poco el gaznate, cuando consigo salir de ese bucle que a muchos a veces  nos envuelve, permitiéndome comprender lo que ha sido verdaderamente importante y aleccionador de este primer festival del Loro Fácu.  Para el que escribe no ha sido solamente la parte musical ni la variedad de estupendas actividades planificadas para este exitoso festival, lo que mas le ha impresionado, sino su  parte humana, esa práctica que se fue diluyendo tristemente en el tiempo y que era utilizada  antaño sabiamente por gentes que se juntaban( por el simple hecho de su amistad, de su convivencia o simplemente porque les apetecía) para organizar unas fiestas, una romería, “a matanza dun porco”, o para compartir las arduas tareas en el campo. Esa forma noble y desinteresada de entender la amistad, fue rescatada del olvido en este festival por un ejercito multicolor(mayoritariamente amarillo)de colaboradores que fielmente se dejaron  la piel, compartiendo esfuerzo e ilusión  en bloque de forma sincronizada, haciendo posible el éxito de un evento que por sus propias características, tenia muchas dificultades en su ejecución. Esa unión o espíritu de todo un colectivo de jóvenes de distintos idearios, credos y afinidades,  remando todos juntos porque les apetecía hacerlo, simplemente para apoyar la amistad que a todos los une. Fue esa parte humana lo que mas  impresiono al que escribe, una sublime y ejemplarizante lección de amistad y colaboración que muchos de nosotros deberíamos de tomar como ejemplo  e intentar de paso contagiársela  a nuestros representantes políticos, a algunos de sus fieles, y a muchos de los que a menudo  enrocados con sus cansinos apoyos en sus luchas de poder, tratan de erosionar  la tranquilidad y convivencia de un pueblo, que mayoritariamente solo quiere vivir en paz.
De las muchas menciones leídas en los medios sobre “ El Loro Fácu”, hay un párrafo(creo que incompleto), que me llamó la atención….La capital de la movida estuvo
 ayer en Miño. Los jóvenes están dinamizando ellos solos todo el municipio. Junto a gente como los de la asociación Submarino se encuentran productores ecológicos de gran empuje e iniciativa como Cristina Bañobre y ahora también las hermanas diseñadoras Lúa y Zeltia Mosquera, del Barbazul, que junto a Marta Balado y Michael Cabana organizaron ayer el singular Festival El Loro Facu, con hasta quince grupos en cartel. El evento recuerda al loro Facundo, que murió el año pasado y que conocía todo el pueblo porque hablaba y cantaba.
….creo que incompleto, porque aunque entiendo que no vendría a cuento por el propio contenido de la noticia, los vecinos de este municipio tenemos la suerte, el orgullo y el privilegio de tener otros tantos nombres que evidentemente no pueden salir en este artículo, pero que destacan en otros tantos campos(facetas culturales, trabajos, hobbies, música, pintura, arte, innovación, proyectos, ideas o actividades variadas) muchos de los cuales aunque no salen publicados en los distintos medios de comunicación, también son merecedores de nuestro reconocimiento, por su buen hacer, su creatividad o su talento. Todo esto no solo enorgullece a  sus protagonistas, a sus amigos y al resto de sus vecinos, sino que también hace aún mas grande a un pueblo, que esta necesitado de cariño, por todos sus problemas, su constante ultraje y desprestigio, mereciéndose que le tengan mucho mas respeto, junto a  la necesidad de destacar todo su potencial, su valía y sus posibilidades, para que pueda  sacudirse de la mierda con la que es salpicado a menudo innecesariamente por muchos de los que tanto dicen quererlo y cuyas actuaciones (siempre interesadas) para nada lo benefician. Un pueblo que no debería  destacar solamente por la belleza de sus playas y sus entornos, sino también  por la parte humana de sus gentes, de sus logros, de sus proyectos, demostrando  que pueden y saben convivir solidariamente pese a todas sus diferencias, siendo capaces de trabajar conjuntamente en proyectos comunes que los beneficien a todos.
Los jóvenes del artículo comentado, no solo están dinamizando el municipio, sino que con su forma de hacerlo, le han dado en este caso una sana lección con  su actuación a muchos de los mayores que por su intolerancia y sus pobres actuaciones  pasean casi a diario el nombre de Miño por distintos medios, por numerosos motivos que  poco favorecen a su buen nombre, cuando en teoría tendrían que ser el espejo (por su experiencia, posición y responsabilidad), de cómo se deben de hacer las cosas, de cómo se trabaja en equipo, de cómo obtener objetivos comunes, olvidándose necesariamente para ello de rencillas, diferencias y posicionamientos, que lo único que consiguen es empedregar el camino hacia el objetivo. Estos jóvenes con esas mismas diferencias, diversidades y posicionamientos (que seguro que las tienen) han sabido estar por encima de todas ellas, demostrando su capacidad, su unión, su ilusión y su entusiasmo para afrontar sus propios retos, tirando en bloque y a la vez del mismo carro, sobreponiéndose a todos los imprevistos que fueron surgiendo y solventando juntos todas las dificultades que se les han ido presentando, demostrando con todo ello, que también sus ojos han cambiado del color  blanco al amarillo, color con el cual también han honrado  con su incansable y desinteresado trabajo  todos los colaboradores que han participado y posibilitado la consecución de sus objetivos.
 Evidentemente al final lo han conseguido, posiblemente atrás quedaran sinsabores  y esfuerzos que se irán diluyendo con el tiempo hasta convertirse en meras anécdotas, pero la lección a las generaciones superiores esta dada, y son las que deberían entender que solamente  aparcando nuestras diferencias y estando unidos podremos conseguir cualquier reto que nos propongamos, por difícil que nos parezca, siempre que lo hagamos unidos.
Estos cuatro amigos, a pesar de su juventud, no solo han demostrado su capacidad para organizar un complejo y estupendo festival musical, con múltiples actividades y eventos, sino que tras su éxito, han sabido demostrar su madurez,  (https://www.facebook.com/Lorofacu/photos/a.1718369885106882.1073741828.1718019658475238/1747804775496726/?type=3&theater )  reconociendo  con humildad sus errores(que también los han tenido) y a su vez agradeciendo no solo a sus allegados y fieles colaboradores sino a muchos de los que directa o indirectamente lo hicieron posible y sin cuya colaboración, nada de esto hubiese existido(entre ellos el ayuntamiento, al que algún conocido disléxico se ha apurado en tratar de desvincular con su  curiosa y “desinterpretativa” lectura).
 Este festival ha sido para el que escribe  mucho mas que una simple fiesta  o aventura de verano de cuatro amiguetes, ha sido la culminación de un reto, de un visionario sueño o  complejo proyecto que  durante un par de días ha dinamizado la actividad económica del pueblo, el consumo, atraído la atención de múltiples visitantes y turistas, le ha dado notoriedad mediática en los medios(esta vez por motivos mas alegres totalmente ajenos a las rutinarias y cansinas luchas tribales)al municipio y además nos ha permitido de nuevo a los vecinos disfrutar conjuntamente de unas jornadas festivas, en las que hemos compartido el festival con orgullo al sentirlo como algo propio. Luz estaría orgullosa, Miño debería de estar orgulloso, e incluso el bueno de Facundo, estoy seguro que estaría super orgulloso y feliz, quizás pensando joder, la que he “liao” con mis plumas y mis parloteos, y es que sin querer y aun después de haberse marchado, aquel entrañable loro  ha sido capaz de volver a ganarse el cariño de todo el pueblo, generando con su recuerdo una semilla o espíritu de unión y amistad, de cuyo esfuerzo todos hemos disfrutado y que nos ha unido un poco más a todos los vecinos, dejando tras de si una huella imborrable que perdurará  para futuras ediciones y que  todos deberíamos de cuidar, porque de ello dependerá  que se mantenga ese noble espíritu y  que no se vuelva a dejar diluir en el tiempo.

 Gracias Fácu por regalarnos esta sana lección de amistad.