Los
días en la tierra media seguían transcurriendo placidos y tranquilos, a pesar
de los graves problemas que vendrían con las fuertes tormentas
que
se aproximaban, generadas por un tiempo adverso que traería una pobre cosecha
debido a unas malas decisiones sobre la siembra del trigo tomadas en el pasado,
y que ahora los mas agoreros repicaban cansina y sesgadamente con unos “tic
tacs” repetitivos del que evidencia que efectivamente sabe criticar, pero es
incapaz de aportar soluciones constructivas, evitando por cierto acordarse de
posicionamientos tomados antaño(cuando ellos aun formaban parte de otros reinos
y pensamientos) con respecto a esas malas decisiones sobre la siembra,
convirtiéndolos en cómplices por su asentimiento, bien por su abstención verbal
o presencial , los días que se tomaron
aquellas importantes decisiones a las cuales nunca se opusieron, siendo
por tanto copartícipes de las mismas y estando todas ellas reflejadas en
antiguos manuscritos del reino de la tierra media, que habrá que rescatar del
valle de los olvidos, para completar sin sesgar una verdad contada a medias de
aquellas sabias decisiones cuyas consecuencias habrían provocado tiempo después el vaciado forzoso las
arcas y la escasez de trigo en los
graneros provocando un miedo justificado
que los fieles agoreros trataban de
quintuplicar aprovechando el tirón, para sus propios intereses, generando una
mayor incertidumbre sobre la supervivencia de los próximos años. Sin embargo a
pesar de todo lo anterior y aun siendo conscientes de ese real y grave
problema, la mayoría de los habitantes de la tierra media, gente noble, de
buena fe y no manipulable, siguen necesariamente con la rutina de sus vidas,
sabedores que permaneciendo unidos de una forma o de otra, todo se acabará
arreglando, aun siendo conscientes que todos ellos posiblemente acabarán
pagando un determinado y doloroso precio de sus propias cosechas, pero teniendo
el convencimiento de que juntos resolverán finalmente todos los problemas que
se les presenten, como han hecho hasta ahora lo largo de su dilatada historia
todos sus antepasados de los distintos reinos de la tierra media, recuperando
la esperanza, la fe y la supervivencia al futuro de sus hijos.
Paralelamente
en las tierras del señor oscuro de Mordor conocidos Orcos manipulados y adoctrinados por
Sauron seguían poseídos, prisioneros de
este por la espesa niebla creada para cegar su propio entendimiento,
planificando y conspirando entre las sombras, sin aportar en ningún caso aportaciones constructivas que puedan ayudar, teniendo como principal objetivo el ataque continuo, tratando asi de tapar la realidad de sus propios fracasos, intentando desestabilizar la
tranquilidad de una comunidad que con mucho esfuerzo estaba recuperando su
ansiada paz, después de haberla perdido por las grandes actuaciones,
irresponsables y permisivas de los señores de Mordor, que habían propiciado el
enfrentamiento entre los diferentes reinos, tratando de inundar con su necia
oscuridad la convivencia pacífica de sus moradores. Tenían incluso algún sirviente
adoctrinado que trataba erróneamente de manipular el zigzagueante
silencio de la tierra media, relacionando
dicho silencio con una especie de huida, de desaparición o desasosiego. Nada
más lejos de la realidad, pues la falta de actividad en la tierra media, solo
era un espejismo, porque sus gentes, sus
vidas y el libre pensamiento de sus moradores siempre estaban en constante movimiento(independientemente
de conjeturas maliciosas de efervescencias febriles), pero había muchos reinos
y otros muchos y variados asuntos que atender, y el tiempo a diferencia del de
algún Orco(que solamente vivía para servir fielmente a su amo Sauron )se
entendía de forma diferente, porque era valioso y limitado, utilizándose sabiamente
para otras muchas actividades y
prioridades. La tierra media tenia efectivamente fecha de caducidad, pero esta,
junto a su planificación hasta que ese momento llegase no correspondería en
cualquier caso a ningún sirviente (sobrado de tiempo) del Señor oscuro Sauron, al que
ahora le dio por colgar en una de sus torres una mala imitación de un Rolex que
emula el conocido sonido de la aguja de un segundero, y que a diario mezcla repetitivamente sus "tic-tacs"con los "ding-dones" del grácil reloj de arena montado en otra torre cercana, junto al "tolon-tolon" del repicar de
las verdaderas campanas de los fieles devotos. Y es que con semejante
“remexido” de sonidos discordantes, parece mentira que ese fiel servidor de
Sauron se extrañe del placer que produce la bendita abstracción del reflexivo y
enriquecedor silencio sabiendo lo bien que suena la dichosa letanía diaria del
sesgado Rolex de Sauron. Y es que si un día a este se le diese por combinar
algunas de sus brillantes ocurrencias y colocara la famosa nariz roja encima
del Rolex, lo mismo salía un conejo, que
una bolsa de conguitos o el tiroles de
Ricola con los pololos a juego cantando el alioli.