Independientemente del zigzagueante
cambio informativo del caso Fadesa, pendiente ahora de unas consultas técnicas
sobre su aplicación, el desarrollo del pleno mencionado en el link anterior, cuya similitud o paralelismo es común a los
que habitualmente nos estamos acostumbrando cansinamente
a presenciar y nos esta generando en los medios un protagonismo no
deseado por el carácter bronco,
chabacano y bodeguil, con el que alguno/a de los habituales radicales
subversivos consiguen desvirtuar lo que
tendría que ser un dialogo o debate tranquilo y sosegado, convirtiéndolo
en momentos puntuales con sus grandes
actuaciones en un espectáculo burdo y grotesco, mas propio de una bronca del
sálvame, totalmente fuera de lugar y con cuya repetitiva actuación corremos el
riesgo de hacer de esa indeseable bandera nuestra denominación de origen en los
medios, colgándonos un San Benito que ni nos corresponde ni beneficia para nada
nuestra convivencia, desvirtuando y transformando la imagen de un pueblo
turístico y tranquilo en un mero anexo
de ciudad sin ley.
Todos conocemos básicamente la
finalidad de un pleno, una reunión en la que los representantes del pueblo,
elegidos por los vecinos se juntan para dialogar, debatir y acordar los temas o
necesidades propias de las funciones para las que fueron elegidos, teniendo como
apoyo a diversos funcionarios, siendo su conjunto el que acatando la normativa
vigente de su propio reglamento, el que tiene que establecer el orden las
pautas y los tiempos respetando a los portavoces y por supuesto al regidor,
aplicando además por descontado, unas mínimas normas de educación, de civismo y
de saber estar que no siempre son cumplidas por la totalidad de tan
distinguidos representantes, con actitudes, insultos, cabriolas en la silla y
otras curiosas prácticas que también están fuera de lugar, olvidando con
demasiada facilidad el sitio que se ocupa y lo que se representa, contagiando
irresponsablemente a un sector fielmente adoctrinado del público existente (que
muchas veces va previamente “encilado”, via Redes o via Camariñas).
Comentado lo anterior, es licito,
lógico y además necesario que cualquier vecino se interese y quiera participar
de este tipo de debates en los que se tratan temas de su propio interés y en los que está
comprometido porque le van a afectar directa o indirectamente y en los que
podemos aportar nuestras ideas, nuestros puntos de vista o nuestros
desacuerdos, porque con ese conjunto de diversidades o diferencias, también
vamos a enriquecer ese debate, siempre que se haga de forma cívica, con respeto
y de forma constructiva. Pero eso es una cosa y otra es lo que tristemente menciona con toda la
razón el artículo de “La Opinión” en el que las interrupciones, las salidas de
tono y el intolerable ataque a la secretaria municipal, de cuyas funciones
ninguno de los que a ella se dirigieron
va a dar lecciones, mas que le pese, de cómo gestionar su impecable trabajo.
Quizás en otra reflexión podremos
hablar con mas calma, del reglamento que rige el funcionamiento de los ayuntamientos,
mencionado por el representante socialista, que jactándose repetitiva y
abiertamente de la falta de lectura de la bancada de enfrente, le recomendaría
que pusiera en práctica tan sabio
consejo en sus propias carnes, repasando los artículos 94 y 95 del mencionado
reglamento, transmitiendo a la vez a su propio grupo la necesidad de
respetar las pautas que define tan claramente un reglamento, cuyos artículos referenciados, hasta ahora,
han sido vapuleados repetitivamente por casi todos ellos.
Respecto al minoritario sector de público
asistente comentado anteriormente que se desentiende por norma general de todo
lo que se está debatiendo, interrumpiendo, insultando, con continuas salidas de tono, demuestra con este tipo de
actuaciones básicamente, su falta de educación, de respeto y del total
desconocimiento de sus obligaciones como público asistente, que las tiene:
Art.88.
3. El público
asistente a las sesiones no podrá intervenir en éstas, ni tampoco podrán
permitirse manifestaciones de agrado o desagrado, pudiendo el Presidente proceder,
en casos extremos, a la expulsión del asistente que por cualquier causa impida
el normal desarrollo de la sesión. Sin perjuicio de ello, una vez levantada la
sesión, la Corporación puede establecer un turno de consultas por el público
asistente sobre temas concretos de interés municipal.
Si conociendo todo lo anterior, uno de los
principales monologuistas, ávido e ilustrado lector, además, de monopolizar con
sus largas, prepotentes y oníricas exposiciones
en los plenos (por la permisividad de quien le permite sus excesos en los
tiempos e interrupciones), confirma con su complaciente e irresponsable silencio,
este tipo de actuaciones, generadas evidentemente por sus propios apoyos mas
radicales, estará siendo responsable indirecto de este tipo de actuaciones y
responsable directo cada vez que señala con el dedo, o insulta veladamente la
falta de formación o lectura de sus rivales políticos. Un punto sin embargo a
su favor (que lo honra, todo hay que decirlo), fue el reconocimiento, el tono y
la cordialidad con la que se trataron temas de urbanismo. Ser oposición no
consiste solamente en criticar todo lo que se hace mal, sino también en
reconocer cuando algo se hace bien, eso también transmite, coherencia,
responsabilidad y al final también
votos.
En definitiva, cada uno desde su
posición debe de saber el sitio que ocupa, sus responsabilidades y sus
obligaciones, y aun reconociendo que el tema de Fadesa y todo lo que conlleva,
puede ser motivo de una mayor sensibilidad en el pueblo, no justifica de ninguna
manera este tipo de actuaciones, ni contra la secretaria, ni contra la
alcaldía, los concejales o el resto de los vecinos. Eso es simplemente un
problema de educación, de saber estar y de falta de respeto, que casi siempre
produce el efecto contrario al apoyo que quizás con buena intención se trata de
demostrar a quien se defiende, haciendo tal vez sin saberlo muchas veces mas
daño que bien (aparte del ridículo), comprometiendo de además la credibilidad
de aquel o aquellos a los que trata de defender.Enlace noticia La Opinión