Tras una temporada tranquila en la
que las aguas poco a poco volvían a su
cauce normal y cuya normalización ha costado sudor y lagrimas, volvemos a
encabezar portadas en los medios que aunque no son deseables ni benefician para nada la buena imagen del pueblo(siendo otro tipo
de temática mas deseada la que debería de aparecer en dichas portadas como sus
logros, sus playas o sus innumerables atractivos y posibilidades),
son también necesarias para recordarnos a todos como hemos llegado hasta aquí ,
el lugar que ocupa cada uno y como debemos de comportarnos en el futuro,
aprendiendo de los graves errores que irresponsablemente pudieran haberse
producido, para que jamás vuelvan a repetirse, porque sus efectos y graves perjuicios
no solo salpican directamente a los implicados, si no que también deteriora la
imagen y la tranquilidad de un pueblo que necesita mantener su buena
convivencia, tolerancia y su cordura.
Independientemente de afinidades,
colores o diferencias, nadie que quiera realmente a este pueblo debería de
alegrarse al saber que alguno de los ediles que nos representa, junto a otros
convecinos están implicados en este tipo de actuaciones, porque a pesar de esas
esas grandes diferencias que puedan separarnos, supuestamente todos queremos lo
mejor para nuestro pueblo y la totalidad de sus vecinos. Dicho esto, también deberíamos
de puntualizar que la justicia será como siempre la encargada de dilucidar, estudiar
y analizar las diferentes actuaciones denunciadas, archivando o no en cada caso
las distintas responsabilidades, y solamente en este ultimo caso( si se
probaran y prosperaran las denuncias),
tanto los candidatos electos, como los ediles elegidos, quedarían
moralmente incapacitados para representar públicamente a nadie, no siendo en este caso merecedores ni de la
confianza que en ellos depositaron sus propios votantes al no ser capaces de
asumir ni respetar cívicamente las normas,
la responsabilidad y el respeto que implica optar o convertirse en un cargo
publico, con todas sus consecuencias. Dada la gravedad de las acusaciones si
tristemente lo anterior fuera el
escenario final (no deseado) de todas las conclusiones judiciales, los
implicados deberían de hacer una seria reflexión en conciencia de todas sus
actuaciones y si no quieren o no se ven capacitados para hacer política dignamente con respeto
hacia los demás, siendo conscientes del cargo que ocupan y la responsabilidad
adquirida, en ese caso la única manera que tendrían de demostrar su cordura y
evitar un gravísimo perjuicio de desgaste y credibilidad a las siglas de su
partido seria con la renuncia política a sus cargos y sus responsabilidades
dentro de este, dejando paso a otros compañeros que sepan y quieran implicarse
en un nuevo proyecto haciendo otro tipo de política y actuaciones, escuchando
lo que les demandan el resto de sus propios votantes no afines a su circulo
cerrado, ilusionando a todos ellos, respetando las normas y al resto de sus
rivales políticos, que también tienen tras de si otros tantos votantes a los
que representan y se merecen igualmente todo ese respeto.
Ojala todo este sin sentido se
resuelva de la mejor forma posible para todas las partes y entendamos que
aunque hay mil formas distintas de hacer
una misma cosa
El sentido común (cuando se usa)
suele validar a todas ellas.
Me quedo con dos frases de la
periodista firmante del artículo: hace tiempo que en Miño se han sobrepasado
los límites….….debería reinar la cordura, la tolerancia y el respeto por todas
las partes…
y el que escribe añade, todos
deberíamos de reflexionar y aprender de todo lo sucedido, porque la normalidad
de nuestra convivencia así nos lo exige para su buen funcionamiento. Si cada uno de nosotros como simples vecinos ya
tenemos el deber de velar y cuidar dicha convivencia, lo mínimo que debemos de
exigirle y recordarle a la totalidad de nuestros representantes políticos (sean del partido que sean), es que
en el momento que inscribieron sus nombres en las candidaturas electorales
adquirieron un compromiso(no solo con su partido), sino con la totalidad de sus
vecinos, a los que se deben, teniendo que ser un ejemplo de respeto,
responsabilidad y sentido común en todas sus actuaciones, porque a todos nos
están representando, y el que no consiga aceptar o digerir como mínimo esas tres
palabras (Respeto, responsabilidad y sentido común) no estará capacitado para
representar políticamente a nadie en una sociedad civilizada, siendo
aconsejable en ese caso que dedique su tiempo a otros menesteres y que ceda su
puesto a otro compañero de partido que si pueda entender y digerir todo lo que
le exige ese tipo de responsabilidad adquirida.