28 de marzo de 2016

UN TRISTE TITULAR


Tras una temporada tranquila en la que las aguas poco a poco  volvían a su cauce normal y cuya normalización ha costado sudor y lagrimas, volvemos a encabezar portadas en los medios que aunque no  son deseables ni benefician para nada  la buena imagen del pueblo(siendo otro tipo de temática mas deseada la que debería de aparecer en dichas portadas como sus logros,  sus playas o  sus innumerables atractivos y posibilidades), son también necesarias para recordarnos a todos como hemos llegado hasta aquí , el lugar que ocupa cada uno y como debemos de comportarnos en el futuro, aprendiendo de los graves errores que irresponsablemente pudieran haberse producido, para que jamás vuelvan a repetirse, porque sus efectos y graves perjuicios no solo salpican directamente a los implicados, si no que también deteriora la imagen y la tranquilidad de un pueblo que necesita mantener su buena convivencia, tolerancia y su cordura.
Independientemente de afinidades, colores o diferencias, nadie que quiera realmente a este pueblo debería de alegrarse al saber que alguno de los ediles que nos representa, junto a otros convecinos están implicados en este tipo de actuaciones, porque a pesar de esas esas grandes diferencias que puedan separarnos, supuestamente todos queremos lo mejor para nuestro pueblo y la totalidad de sus vecinos. Dicho esto, también deberíamos de puntualizar que la justicia será como siempre la encargada de dilucidar, estudiar y analizar las diferentes actuaciones denunciadas, archivando o no en cada caso las distintas responsabilidades, y solamente en este ultimo caso( si se probaran y prosperaran las denuncias),  tanto los candidatos electos, como los ediles elegidos, quedarían moralmente incapacitados para representar públicamente a nadie,  no siendo en este caso merecedores ni de la confianza que en ellos depositaron sus propios votantes al no ser capaces de asumir ni  respetar cívicamente las normas, la responsabilidad y el respeto que implica optar o convertirse en un cargo publico, con todas sus consecuencias. Dada la gravedad de las acusaciones si tristemente lo anterior fuera  el escenario final (no deseado) de todas las conclusiones judiciales, los implicados deberían de hacer una seria reflexión en conciencia de todas sus actuaciones y si no quieren o no se ven capacitados  para hacer política dignamente con respeto hacia los demás, siendo conscientes del cargo que ocupan y la responsabilidad adquirida, en ese caso la única manera que tendrían de demostrar su cordura y evitar un gravísimo perjuicio de desgaste y credibilidad a las siglas de su partido seria con la renuncia política a sus cargos y sus responsabilidades dentro de este, dejando paso a otros compañeros que sepan y quieran implicarse en un nuevo proyecto haciendo otro tipo de política y actuaciones, escuchando lo que les demandan el resto de sus propios votantes no afines a su circulo cerrado, ilusionando a todos ellos, respetando las normas y al resto de sus rivales políticos, que también tienen tras de si otros tantos votantes a los que representan y se merecen igualmente todo ese respeto.
Ojala todo este sin sentido se resuelva de la mejor forma posible para todas las partes y entendamos que aunque  hay mil formas distintas de hacer una misma cosa
El sentido común (cuando se usa) suele validar a todas ellas.
Me quedo con dos frases de la periodista firmante del artículo: hace tiempo que en Miño se han sobrepasado los límites….….debería reinar la cordura, la tolerancia y el respeto por todas las partes…
y el que escribe añade, todos deberíamos de reflexionar y aprender de todo lo sucedido, porque la normalidad de nuestra convivencia así nos lo exige para su buen funcionamiento. Si  cada uno de nosotros como simples vecinos ya tenemos el deber de velar y cuidar dicha convivencia, lo mínimo que debemos de exigirle y recordarle a la totalidad de nuestros representantes  políticos (sean del partido que sean), es que en el momento que inscribieron sus nombres en las candidaturas electorales adquirieron un compromiso(no solo con su partido), sino con la totalidad de sus vecinos, a los que se deben, teniendo que ser un ejemplo de respeto, responsabilidad y sentido común en todas sus actuaciones, porque a todos nos están representando, y el que no consiga aceptar o digerir como mínimo esas tres palabras (Respeto, responsabilidad y sentido común) no estará capacitado para representar políticamente a nadie en una sociedad civilizada, siendo aconsejable en ese caso que dedique su tiempo a otros menesteres y que ceda su puesto a otro compañero de partido que si pueda entender y digerir todo lo que le exige ese tipo de responsabilidad adquirida.